Y el viento zarandea la veleta
soñadora "alisia" de cardinales desdenes.
Y te miro a ti, de mirada sublime
de pupilas viajeras, y te miro a ti.
La isla se atavía cada mañana
de piedras que son suspiros.
Tus pensamientos parecieran
el vapor granítico de sus rocas.
Deseas repartirte entre los brazos
y las humedades pétreas, los ecos.
Entre sueños de abiertos ojos
y corazón dormido.
Y te miro a ti, cuando mi piel
es una talla vehemente de vida.
Y te miro a ti, desde la sal
y la luz del faro.