jueves, 29 de octubre de 2015

CUANDO TRAFALGAR SE APAGA. Todos mis caminos.





Las huellas de todos los caminos, me recorren
desde antes de comenzar el día, todos los lugares
donde los recuerdos como gigantes emergen.

Sorprenden al sol, traen la luz de sueños amargos,
viven en la respiración desde siempre sin ausencias.
Ruidosos entre la tierra del camino, los pasos.

Busco la luz de noches nómadas al final del día,

noches sin sonidos ni gritos sordos, errantes
como en la madrugada y su alba me guía.

Camino entre la tierra mojada y los árboles,

al lado del mar soy una niña libre, feliz.
Encerrada en mi propio silencio de voces.

Caducadas las despedidas sin conciencia.

Era feliz al despedirme, al decirte adiós.
Llegó la tarde soltando un cansancio sin guía.

Prendida en las pupilas del imaginario amor.

Buscando una luz en la noche que gira ordenada.
Termino por hoy mis pasos sola sin clamor.



"La primera jornada itinerante, discurre de un bonito modo, soltando lo que pertenece al lugar dónde inicié el viaje, con todos los sentimientos adheridos y viciados tanto de los que cohabitan conmigo, como los míos propios. Después de mediodía, vive la mujer que desea estar sola, de una descarada soledad e insultante sonrisa. Es en ese momento en el que mi viaje a pie, adquiere el mayor sentido de plenitud. Nada es bueno o malo, no existen los extremos, tan solo una sensación de pertenecer al mundo, un mundo que me hace enormemente grande y pequeña a la vez, eso al caer la tarde."

domingo, 25 de octubre de 2015

CUANDO TRAFALGAR SE APAGA. Todos los pasos me alejan.




Se van los pasos liberados de los puertos, 
escojo escollos romos a mi paso por el mar.
Los faros son barcos de gritos inciertos, 
anclados en puertos desde tierra y mar.
Las primeras horas y las primeras huellas, 
marcan el corazón de mis senos y el collar 
de perlas sin azar, de cuentas inconfesas.
Las luces blancas parecen gritar en la noche
navegan todos mis sueños, de ellos deseosas.
Miro siempre atrás lo que dejo, el reproche
no se adentra entre mi equipaje sencillo.
Los abismos son los recuerdos de anoche.
El faro respira a lo lejos, el eco bravío. 


"Ya una vez acomodado el alba en mis emociones, incluyéndome en el momento terrenal, recupero los motivos que me llevan a gritar en silencio junto al mar. Todo aquello que llena mis pulmones de un calor inmoral y de la más grande de las frustraciones, perder el tiempo. Aligero mi mente de todo equipaje insultante y el eco del Faro me llega desde lejos. Trafalgar dicen que brilla y retiene el norte en sus alrededores, un lugar para vivir..."






lunes, 19 de octubre de 2015

CUANDO TRAGALGAR SE APAGA. La mañana huele a mar.



Quiero entrar en el mar desnuda de mi cuerpo, 
viajar entre mi piel repartida sobre las rocas.

Llega la madrugada a la cueva de mi vientre, 
el sol busca la ruta de los pasos en mis pupilas.

Como las luces de los faros brillan mis poros,
los barcos hundidos hondean en mis caderas.

Se enredan mis brazos como las redes del mar,
los pasos anuncian el viaje de vidas partidas.

Sirena ciega que se baña en el océano que diviso.
Arrastro los lamentos, los escupo en el camino,
engullo los desvelos del tiempo y en ello sigo.
Elevada sobre el mar lejos de la luz me resigno,
con la soledad regalada llevo mis pasos cogidos.

El ayer me contemplaba callada y sin destino,
la noche no quiso abrigar lo sueños del insomnio.
Hoy el aire es corneta del día que llega sin vestigios.



"La primera mañana del camino, el cuerpo no ha podido dormir, aunque la imaginación ha soñado todo lo que ha podido, en mi cuaderno no puedo apuntar nada, la emoción me precipita al camino, y es cuando el amanecer, el viento frío y el olor a mar, me recuerdan que al menos yo no tengo palabras para describirlos" 
"Comienza el camino, soltando lo que no puede ser y guardando algunas piedras del sendero en los bolsillos, amuletos o fiel recuerdo de lo que allí decidí soltar o adquirir"

domingo, 18 de octubre de 2015

CUANDO TRAFALGAR SE APAGA. Señales escritas.





Llega en la tarde serena, volcando el mar que habita en sus ojos
robado al océano de tanto mirarlo en las horas y sus tiempos.

Me eleva al lugar donde nace un trozo de día errante,
me sueñan sus brazos, traen las luces de todos los faros.
Al despertar habito en la arena, mi canción quiere cantarle.

En mi trazo escrito, rincón que en el viejo faro soñase.
Rincón abierto al mundo, silenciosa nana como un instante.



"La noche antes de salir en busca de un faro, anoto los puntos que me llevarán a él y también en esas anotaciones viven la fantasía  y la pasión que mueven mis pasos"

viernes, 16 de octubre de 2015

Cuando Trafalgar se apaga. Desde todos los caminos






Para llegar al lugar donde se desea, a veces es necesario que dejemos al tiempo balizar los caminos de la fe en uno mismo; no olvidar los sueños, no abordar con impaciencia, mirar a lo lejos para poder sectorizar un trayecto y la mejor señal, disfrutar en todo momento mientras se alcanza el destino. Todo caminante que sea capaz de respetar las señales, sabe que en ocasiones la mejor manifestación de estar en el lugar adecuado nos puede situar alejados de la soledad del viento y la vereda estrecha. Aunque alejados en tiempo y espacio real del sendero, ese lugar es el primer punto de partida anotado en el cuaderno.
Una persona que llega de manera repentina a un círculo de conocidos, trayendo consigo en el mapa de su vida lugares por descubrir, lugares sin duda que al hablar de ellos se puede sentir que son los mismos anotados en mi cuaderno de rutas por hacer aunque desprovistos de espacio y de nombre propio. 

Alejados del verdadero destino, una tarde de primavera marca una nueva etapa soñada sobre un horizonte vacío,  sí, tiene la misma luz de todos los lugares recorridos, un faro, faro de Trafalgar.
Aquella tarde la pasión por esas luces del mar me alejó del mundanal ruido de la ciudad, de los datos técnicos de otros faros y de una directiva encorbatada con chaquetas algo deslucidas en algunos. No le tembló la voz al ofrecerme su lugar junto al faro para visitar Trafalgar, un verdadero icono de la cultura de faros me hablaba aquella tarde de música en el agua, ello me transportó a una dimensión más elevada, fuera de la realidad o del tiempo, como si las mismas agujas del reloj dispusieran otros minutos en nuestro instante de conversación. Trafalgar, Cádiz, océano Atlántico, un lugar alejado de mis viajes rutinarios que en aquel instante volcaban sobre mis emociones infinitas referencias de cómo comenzar mi camino a pie junto al mar. Juan Martínez, dispuso todas las luces necesarias para que pudiera alcanzar la luz de un gigante en la costa gaditana. Siempre dije que ese 21 de mayo, en los ojos de Juan vi el verdadero color del mar, unos ojos como los suyos no son sólo miradas, la magia del mar está contenida en ellos. Pero el faro más inmenso que jamás encontré, lo hallé en su corazón, lugar especial, atalaya alzada por encima de ese otro mundo. Esa tarde, él era el faro de mis caminos, anotado con toda la emoción en mi cuaderno, "en Trafalgar hay un faro, y en ese faro vivió la luz de todos los faros en forma de hombre, Juan Martínez."


jueves, 1 de octubre de 2015

Como antes de la revolución en telefonía





Hace años, alguien me dijo que los teléfonos móviles harían tantas cosas que cuando deseáramos hacer una llamada no tendríamos batería y no podríamos hacerlo. Así es, se ha convertido en nuestro libro, periódico, reloj, agenda, pc, mapa y una interminable lista. Esta noche se ha quedado sin batería y el despertador no ha sonado, no sirve, no me sirve y me niego a que facilite mi entrada al día, desde el estrés, afortunadamente no ha sido mucho tiempo, porque el que no falla es el hábito que vive en el cuerpo. 

Decido buscar un despertador que no haga tic tac, y que me asegure que sonará cada mañana sino me despierto yo antes y lo apago. 
Ahora sobre mi mesita de noche, despertador tradicional, un libro y nada más. A ello se suma que ya no me dejaré la vista consultando lo correos pendientes, mirando el facebook o simplemente haciendo una partida de apalabrados. El teléfono se ha convertido en algo imprescindible que no considera que si pongo una hora para despertarme es vital, mi despertador de la adolescencia, hasta cuando lo tiraba al suelo, leal me llamaba cada mañana para que comenzara el día con buen pie y pudiendo hacer las cosas como me gusta, con tiempo y dando gracias a Dios por amanecer un nuevo día, y no, maldiciendo con improperios a la telefonía actual. 
Pongan un despertador en su mesita de noche, y además de despertarse sin contratiempos, las noches serán más relajadas porque no tendrá ocasión de dormir entre los correos del trabajo. 

Fisterra






"Finisterre es la última sonrisa del caos del hombre asomándose al infinito" (Camilo José Cela 1916-2002)

Hace tan sólo unos meses ante esta frase de Camilo José Cela, descansaba del camino a pie hacia el Cabo de Finisterre; en compañía de mi más leal compañera de senderos, mi hija, entre las dos hemos andado parajes del norte maravillosos, hemos reído como payasas, nos hemos enfadado a consecuencia del cansancio, nos hemos sincerado, cuidado de lesiones y pequeños constipados y también nos hemos unido más. Siempre termino en el norte de camino a cualquier faro azotado por el Atlántico o por el Cantábrico, da igual mientras haya un camino donde mis pasos puedan llegar a él y de manera vehemente al verlo a lo lejos, mi hija me dice, "anda ve y corre", como siempre digo, es una cita a ciegas para mí, llegar a un faro.

Hace tan sólo unos meses pude llegar al Cabo de Finisterre, buscando su faro, un lugar donde me senté a comer con mi hija, frente a nosotros sólo el mar cantábrico y la costa gallega es su recorrido hacia el sur, por un momento trasladé los mapas físicos de la infancia que tanto me gustaba dibujar, ya entonces de niña soñaba con esa costa, una costa tan sinuosa debía esconder infinitas historias, ya de niña sentía que el norte era un lugar para mí. Bien, allí en el cabo de Finisterre, le dije a mi hija que era el momento de poner nombre a mi libro y que saliera a la luz. 

Casualmente de las 8 editoriales que consulté y sin fijarme en el nombre y su procedencia, la que más me convenció por la cercanía de sus palabras y también por el modo de trabajar, elegí la que hoy está haciendo mi sueño realidad, ...,  y se hizo la magia de las ...,  ¿meigas?, el nombre de la editorial Finis Terrae ediciones, en el norte, mi norte, el lugar donde mis pasos para unos se pierden y sólo para mí encuentran las luces de mi pasión, los faros. Sin duda un pálpito me llenó de emoción y certeza que estaba en el lugar adecuado y lo que sigue es un bonito trabajo en equipo, que además de hacer mi sueño realidad, me ayudan a depurar la técnica y evolucionar como escritora. Sin duda una editorial que por hoy queda anotada en mi cuaderno de caminos. Siempre agradecida a José Castro y su equipo por la paciencia y por saber tocar mi sueño.