domingo, 26 de junio de 2016

Tras el viento, te vas.




Con mi piel prendida en tu boca
te vas.

Con mis pupilas encendidas,
con las caricias de la luna
y la pasión susurrante,
te vas.

El mundo es tan pequeño
cuando mis labios te besan.
Como las luces de los faros
tu sonrisa sobre mis abismos.

Abrigas mis senos 
en tus brazos de mar, 
a la deriva de tus manos
viajan mis caderas.

Tan pequeño el mundo, 
en la inmensidad 
de cuánto yo,
... 
te amo.



Para la luz de la Galerna.
Gracias Juan amigo mío, por leer y vivir mis versos, estos versos fueron los primeros que pudiste leer aquella tarde, grabados los llevo..., como tus recuerdos allá donde estés.


domingo, 19 de junio de 2016

CUANDO TRAFALGAR SE APAGA. Luces desde el mar





Abrazamos las mismas luces, 
tú desde el mar 
yo desde tierra.
Tan cerca y tan allá.

Yo te esperé en algunos faros, 
tú navegaste con el viento
a otras luces.
Tanto nos elevamos.

Dime hacía dónde navegas
correré a encenderte 
los ojos del abismo.
Tantas estrellas.

Más allá del mundo, 
el tiempo sopló las luces.
Y llegas, tan cerca de mi alma
tan lejos como un beso.





Puede que te hayas ido para el mundo, 
pero sigues enseñándome las luces 
del mismo mundo. 
Tus ojos no se cerraron para mi, 
amigo mío.


viernes, 17 de junio de 2016

La otra luz de Trafalgar






El tiempo elige un lugar donde callar, 
grita como el mar en Cabo de Roca.
Se para la tierra, engañada
cuando tus ojos por un instante
apagaron todos los azules, 
sacudió Darío sus versos añiles
como gaviotas te buscaban.

Mi alma recupera de la piel
todos los momentos vividos.
Mi cuerpo es el mapa finito,
sueños de luces errantes, 
torres del tiempo que tú encendiste.
Eras la Eclíptica de mis pasos
la latitud de mi sol.

Te repartes a la mar,
prendidos como soldados 
están los faros del mundo.
Mi soledad se ahoga
tan lejos del azul de tus ojos.
Voces y linternas, promesas
velan mi camino.



A mi gran amigo Juan Martínez Martínez. Discutimos, reímos y aprendimos a querernos, en la cercanía y en la distancia, en lo fácil y en lo complicado. Pero supimos habitar en el corazón del otro. Siempre estarás en el mío, también una parte de mí, va contigo.




miércoles, 8 de junio de 2016

El amante del tiempo





El mundo gira abrazado a las luces,
también giraban en tu desnuda alma
mis caderas errantes sobre piedras.
Como cuevas enlazadas éramos.

El tiempo navega enredado
en los puertos desiertos
de besos y delirios.
Las banderas ondean 
transparentes de colores
el mundo se mira en ellas, 
Los barcos, uñas del mundo
arañando del abismo 
la almas de negro.

En otros labios los besos
me saben a ti.
Mi cuerpo multitud de voces
recuerdan tus susurros. 
Tropel de manantiales donde
yo a ti te bebía.
Mi corazón es el eco 
de tus palabras de amor
en el silencio de otra boca.

Araño de la piel el pasado,
huellas abiertas en el tiempo
de tus manos y tus besos.
Otras bocas besaré, 
en el eco de tus caricias.
Evocan caducas como 
las hojas del otoño, 
la promesas del silencio.
En otros cuerpos despertaré, 
soñando en tu ternura.



domingo, 5 de junio de 2016

FAROS VOLCADOS. Latitudes en tu piel






Fragmentos
Capítulo Faros Volcados
Libro
Latitudes en tu piel
(2ª parte de la Galerna del Sur)



(...)


Recuerdo una tarde de viernes, había llovido durante toda la semana pero la jornada amaneció con viento fuerte, un apacible crepúsculo de colores ocres y violáceos invitaban a pasear, mi obsesión por Ángela empezaba a traerme demasiados recuerdos de mi relación con Patricia, unos primeros años maravillosos, sexo vehemente y momentos bellos que en el último período se vio abordado por mi repentino delirio profesional, los cambios en el departamento nos indujo al equipo de salud mental del distrito a dilatar las jornadas, y ello llevó a entregarme al trabajo de una menera exclusiva, ella no lo soportó y al final decidió compartir su tiempo y su alegría con otras personas y otro hombre.  

(...)


(...)


Accedí a un bar donde los viernes tenían música en vivo, amenizado a veces con algún que otro monólogo; un lugar pequeño con una decoración variopinta, figuras del teatro, máscaras, chisteras, corsés, plumas de cabaret, guitarras eléctricas, algunos libros, un decorado que sucedía con gusto y sumía al consumidor en la magia de la noche, hechicera de una vigorizante vigilia. La madrugada es una prodigiosa madam que asigna a cada corazón un instante para disfrutar del delirio de sentirse vivo, que con su manera resuelta apaga las luces del día para sumergirnos en un claroscuro embriagador, es precisamente en ese momento donde nos sentimos prisioneros en nuestra piel, altar sagrado del erotismo y la seducción, donde la única ofrenda válida es que todo es posible si así lo deseamos. Aquella sensación me la enseñó un ángel con forma de mujer que encendía a su modo los faros de su vida y a la vez, también de la mía.

(...)

sábado, 4 de junio de 2016

Sonetos que son cantos IV





Pieles desenredadas


Se elevó mi cuerpo en arco de miel
el océano respiraba en tus manos.
Yo era la isla de tu cuerpo cercano
desnudo llegabas a playas de mi piel.

Rodeada de mar, tu pasado es cincel
de mis piedras tus miedos tiranos.
Bebiste de mis piernas, trasmanos
tus recuerdos lejos de mi vergel.

Osado el mar, abismo en tus ojos
tragaron todas las luces apagadas.
Tu mente arrojó un mar de tojos.

Navego libre en mis pieles besadas, 
en tus recuerdos, ausentes sonrojos.
Mi piel latido de maravillas osadas.

Habitando versos




Todos los instantes precipitados en los versos.
Castigo la otra realidad que sabrá llevarte. 
Entre la poesía habitan las criaturas
despojadas de lo banal,
ocupan el trono junto al poeta.


Te maldigo a ti que has ocupado mi poesía.
Mi otra realidad en otra dimensión.
La soledad platónica de lo más bello.
Te encierro en la antesala del corazón, 
en ese lugar ingrávido sin materia
te transformas en ángel caído,
que llora a la soledad 
y canta a la poesía.

Lo platónico recupera su fuerza
y la ira también lo habita.
¿Hay algo más soberbio que el amor
en estado puro?


Te maldigo al mudar tus formas
de hombre terrenal,
en una sonrisa de amanecer
o un susurro del ocaso.
No encuentro ni tu lujuria
ni tu lascivia entre mi pubis.

Te has desbocado al mundo 
donde los poetas aman en silencio
fuera del mundo real.

Te has elevado por encima 
 de miedos y pesadillas vacías,
de las ideas átonas.
Te has descolgado de mis pezones
para ocupar los versos,
enredado como la yedra
en los bosques del delirio.


Te maldigo porque no podré amarte
como los humanos aman.
Te maldigo porque no podrás 
beber en mis labios de carmín.
Te maldigo porque no te bañarás
en mi copa de vino.
Te maldigo.
Y ...
te amo.