miércoles, 30 de marzo de 2016

Haikus para el faro



En agosto de 1945, la Unión Soviética ocupó toda la isla de Sajalín después de vencer a la resistencia japonesa y la declaró parte de su territorio, aun hoy Japón sigue reclamando la isla





Mueren los barcos
cuando ciegos los faros
de estrellas ciegas.


Desnuda de ti
la noche de soledad, 
 el faro abraza.


Calla el faro
y las rocas quebradas,
el sol se viste.



martes, 15 de marzo de 2016

Desde todas las galernas





Como rompientes del mar me reparto
entre tus noches de soledad sin luna.
Amaino el poderoso mar que inunda
faunos del pasado que yo ensarto.

Carámbano de oscuridad aparto,
la soledad en las sábanas abunda.
¡Quema tanto la melancolía infecunda!
Mi cuerpo, galerna que no comparto.

Todas, todas las tormentas enredadas
sobre mi piel, yedra sobre muros, 
desnutren, secan tus penas ciadas.

En mis pies respiran centauros
en mis ojos galernas aulladas. 
Tus miedos perecen sin conjuros. 

domingo, 6 de marzo de 2016

Sálvora, Isla Náufraga, tres sonetos para ella.




turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
(Neruda)






Soneto I

Pisadas, entre la sal se pierden sin rumbo.
Horizonte pendiente de los tiempos, 
el mar es una oda de brazos abiertos.
La oscuridad sobre el día como puños.

Vaivén de las olas, oídos mudos.
El abismo vil, con sus cuellos.
Criatura incierta de los sueños.
Vaivén de océanos mudos.

Ondean ante ti mis pedazos rotos,
sin óxido a tus playas de arena.
Vida sin deriva, anclajes romos.

Llego a ti vestida de piel, en vela.
Vacíos los labios del deseo, mudos.
Reina del mar, tu cuerpo me quema ...






Me llegabas en la brisa y en la espuma, 
tú, la perdida para siempre ...
(José Ángel Buesa)


Soneto II

Y entonces mi cuerpo se desnuda del mundo.
Acicalo mi piel de néctar mediterráneo.
Despojo al faro de los amantes torreros.
Dama de los mares, tu nana es mi arrullo.

En tus rocas entran los brazos del mundo, 
suspiros lejanos el viento huele a cedro.
Olvida tu deriva, naufragas en mis senos, 
Dentellada olvidada, mis ojos plañen raudos.

Lloras como lloraron mis caderas sin fin.
Te ahogas en mis espectros ondeantes.
Luces al amparo, también miras hacia allí.

En mis ausencias tus derivas amarrases.
Y entonces mi cuerpo se desviste hábil, 
del mundo que a la isla lastrase.



No quiero más que estar sobre tu cuerpo
como lagarto al sol los días de tristeza.
(José Ángel Valente)


Soneto III

Mis piernas intrigan como hiedra, 
entre tus brazos vagabundos.
Se destierran de todos tus mundos, 
abren el deseo angular de piedra.

Mi cuerpo a tu grito medra, 
evoca todos mi deseos oriundos.
La isla se ahoga en segundos
como tu cuerpo en la hiedra.

Respira la isla en el crepúsculo, 
como tu boca en mis pezones.
Respira la piel fuera de tu ángulo.

Mi cuerpo posa entre bastiones, 
tirita de placer en el triángulo
de la isla, lejos de tus rincones.






viernes, 4 de marzo de 2016

En la soledad de la tempestad





Los vientos arrecian "cabalgantes" sobre el mar,
gaviotas sin volar.
La nubes tejen el cielo cubierto de auras, 
los silencios se guarecen cuando murmuras, 
llenas enjalmas.
Mi cuerpo pernocta sin sueño loco de atar.

Ebria recorro mi piel de opio al recordar, 
en tus manos amar.
Vuelo de galernas maraña de negruras, 
el espanto desata endiablado las corduras, 
el pasado y sus posturas.
Ebria de ti sueño que vago loca en el mar.

Desatan mis senos todas las tempestades. 
Mi piel se curva en su acto de entrega, 
de vendavales ciega.
Tus manos ocupan mi piel de soledades.

La noche huele a mar y a bodega.
Zarandea mi cuerpo para olvidar, 
los vientos no saben amar.
La galerna retumba de amor ciega.