sábado, 28 de noviembre de 2015

Desiertos de recuerdos III





Arrastro todas las noches vacías 
los nombres de formas olvidadas,
las siestas ufanas del amor liadas
todas las voces del deseo ebrias. 

Llegan las noches sin luz de día
las lejanías sin mundo ofuscadas.
Las memorias respiran rodadas
entre miedos que yo no sabía.

Los deseos caen como en otoño
las hojas pierden el sollozo.
Miradas ausentes ya de color.

 En los confines mi alma queda, 
sin techo, sin que ella pueda
darte de mis senos el vigor.







martes, 24 de noviembre de 2015

Desiertos de agua II




Me sumerjo en las aguas de tus pensamientos, 
entre los anhelos apartados de luz ciega.
Entras en mi vida como la lluvia en la tierra,
absorta mi mirada, estás entre todos mis sueños.

Inundas pesadillas despiertas, pulsos arrebatados
pierdo todos los sentidos de la noche dormida.
Me baño desnuda en el mar de tu vida pasada, 
ahora tus recuerdos, hermosos pasados.

Eres como la tormenta antes de la calma
me elevas a lo más lejano del abismo, 
y me repartes ante el mundo entregada.

Cubres cada hueco escondido en mi cuerpo, 
como las olas entran en las rocas.
Bebes de mis labios todos los olvidos.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Desiertos en el mar I





Como bocas torcidas los árboles viejos
deambulo entre ellos en mi soledad sonora, 
 camino entre los pasillos de la dulce Pandora
sin buscar nada fuera del mundo de mis poros.

Mi cuerpo es un mapa de verdades y tiempos, 
de latitudes finitas y oquedades sin ropas.
De marcas sin tocar y ciudades sin asientos, 
mi cuerpo no tiene dueño ni otras vidas.

Llego a tu desierto exuberante de magnolias.
Entre los arruinados huecos oreo mi silencio
y mi grito incesante de aquello que sueñas.

No puedo poblar en los agaves de tu cuerpo
si puedes beber de mis senos las aguas.
Si puedes recordarte deseoso de mí, ebrio.


Hinojos en el faro





Te sigo buscando en los confines,
a lo lejos viven quienes aman la soledad.
Limpio las luces de vidas pendientes.
Trémulos mis pasos llegan con lo vivaz
de mis ojos ciegos y mis poros latentes.

En los faros, las historias de fareros
habitan entre el espanto del tiempo.
Los momentos quiebran sus delirios
enajenaciones de otro mundo bello
sueltan el amarre de todos sus sueños.

Yo quiero el viejo faro sin farero.
sin camino donde llamar al entrar.
La soledad de sus rincones ciegos, 
el silencio abandonado para habitar
entre sus grietas de piedra y los hinojos.












domingo, 15 de noviembre de 2015

La madre de todos los miedos




Traigo todos los vientos callados.
Soy el éxodo de mi propia realidad.
Te llevo al rincón más abierto
donde las brújulas insultan al mundo
en su caminar hacia el ocaso.
Tus manos giran como el faro 
gira entre la noche y tu recuerdos, 
giran perdidas ante el roce 
de todos mis poros de sal.
Te traigo ante mis pasos 
sobre los cabos más alejados, 
torcidos al abismos en busca 
de la nada y de todo.
Habitas en la ternura silenciada, 
entre mi voraz pasión por saberte.
Traigo todos los vientos amainados, 
cuando todavía no "sabíamos"
o sí,
 que eramos reales. 

Un filo de doble alma





"Allí donde nadie podría juzgarte.
En medio de esa inmensidad desocupada.
(...)
Anónimo



No pueden mis pasos seguir hasta tu mundo.
Se desprende mi camino
hacía la inmensidad desierta.
Se ancla en medio del mar sin barcos
ni náufragos.
Tu bandera es transparente como el aire
perteneces al mundo y al tiempo.
Eres el mensaje de mi botella 
que navega desde mis sueños.
Llego a la luz de tus noches, 
fuera, el faro gira puntual en el tiempo.
Buscas la ventana a la luz de estrellas.
Arropas mi noche buscando 
entre los armarios donde no cabe nada.
Te entrego el mapa de mi cuerpo
señalas tus momentos resueltos.
"Eres libre" me dicen tus ojos, 
y tus manos atrapan la vertical caída
de  mi cuerpo a tu piel.
Mi soledad se cae en tu susurro. 
El faro gira puntual en el tiempo.

(...)
"Sin sospechar siquiera
que tu soledad sería
un filo de doble alma."

Anónimo


domingo, 8 de noviembre de 2015

CUANDO TRAFALGAR SE APAGA. Ausentes de luz.





A veces los recuerdos afloran entre espectros,
ausentes como en la noche ciega sin las estrellas.
Como una playa del mediterráneo sin niños, 
observo mi vida en algunos de sus rincones.

Sin luces entre las miradas de aquellas almas, 
sin suspiros por donde respirar los miedos.
Todo parece tan denso de aquellas palabras,
sonidos sin ritmo, sin tono humano, sin amor.

Hoy el es día del ocaso infinito, sin las luces 
entre los árboles viven las bocas abiertas. 
Los sonidos mudos del miedo, sin sus voces,
habitan las gargantas entre la tierra húmeda.

Sin colores las flores del camino, sin vigor 
parecieran los espejos de todos mis recuerdos.
Ni el verde, ni el rojo, ni el azul, ni su olor, 
el día es un letargo, una aurora confusa.

En medio de todos los campos, cerca del mar
la tierra quiere limpiar mi cuerpo sin alma.
Apaga sus luces, se enreda con mi oscuridad, 
la sacude de miedos, la llena toda de colores.



"Hay días en los que amanece sin el sol, todo alrededor parece recordar que el ser humano también tiene lugares donde nunca amanece. Momentos acoplados entre los recuerdos donde la frustración es tan grande que no hay opción de salir airoso de ellos. Nada como un lugar entre la naturaleza para sentir que somos parte de ella, que si así lo deseo, las puertas de mi cuerpo se abren para sanear aquello que no debe estar ahí, el mundo parece que se queda con mi lamento, él tiene el poder de transformar todo. Hay días de mi camino hacía el faro, que se hacen una continúa confesión de sombras"


jueves, 5 de noviembre de 2015

CUANDO TRAFALGAR SE APAGA. Repartida en el día.







Los minutos, el viento, el sol, caminan incesantes.
Lo humano queda atrás, entre la noche anterior
en el cansancio y el olvido, un pasado perdedor,
Enmarañado el pasado y los sueños rutilantes.

Huele a tierra seca, como todo lo vivido antes.
Entre las huellas de otros pasos vive otro rumor,
otras vidas repartidas entre mi norte soñador.
Reparto entre los árboles, recuerdos colgantes.

Habito el día, el silencio me grita los silencios.
El día se reparte sin pensamientos en las pisadas.
Soy libre cuanto más lejos, el destino sin mecerlo.

El sol enloquece mi brújula, sin luces blancas.
Escupo en la hierba con la tos de todos los tuertos.
Alejada del mar, el viento trae luces saladas.




"Cuando todo está acomodado entre el breve equipaje y las ideas oxigenadas, todo se reparte en el día y en el entorno. Los momentos parecen engancharse entre las ramas de los árboles, el monte, el acantilado huele a pino o eucalipto, a mar o a humedad, también a lo mismo huele el tiempo. El viaje comienza renovado, los momentos tienen otras medidas y otros intervalos, las piedras, los matorrales, las flores forman parte también del olor y del tiempo que me acerca a mis luces de la noche que giran ordenadas, buscando barcos y agarrando almas."