viernes, 29 de enero de 2016

Pintando luces I




Como se va el sol cada tarde, a otros confines
amaneciendo en otros sueños sin amañar
entre otras pesadillas tal vez despertadas.
Llegan tus brazos de luz rodando en la noche.

Manejas tu ejército de estrellas en la oscuridad, 
la vida recorre en tus venas los momentos
junto al faro y sus noches mojadas de sal.
Te adelantas en tu propio vacío del tiempo.

El verdadero abismo de luz recorre tu cuerpo
tu piel enfunda todas los destellos del ser humano.
Eres una poza de amaneceres por despertar
mientras tus recuerdos te aferran al ocaso del faro.

Pero beso tu boca, mientras tu manos recorren 
la madrugada de mi cuerpo, 
en él rompen todas las galernas
y el mar acalla tu lamento.

Pero beso en tus labios los ensueños añiles.
mientras tu deseo me secuestra 
enredada en tu cuerpo.
Mis caderas danzan sobre ti.

Pero beso tu cuerpo, buscando señales 
caminos que recorren lugares, 
sueños ultramares.
Tu piel es un visado efímero.

Como se va el sol, enciendes tu faro
¿"horror vacui"  en el tiempo errante?
¿Es por ello que pintas y repujas 
tus destellos en mi piel?











sábado, 23 de enero de 2016

El faro de mi piel


Mi pasado es un barco errante,
Infinita estela sin deriva ni miedos.
De bandera ligera y transparente.
De soledad también errante.

Mi vida repartida entre los desiertos
bizarros lugares engendros del miedo.
No cabían los abismos entre los mapas.
Mi piel es latitud resuelta de vida.

Soy una isla solitaria sin faro.
Un mapa nuevo de caderas amantes.
Mis manos sostienen frutas maduras.
Mientras espero tus sueños.

Y nadaste a la playa desierta 
acariciando mi piel,  habitando
los suspiros secretos de la mujer.
Descarado el mundo vivía en mi.

Se alimentó tu corazón sobre mis caderas
mi boca
mis dedos.

Eres faro de la isla de mi cuerpo.
Luz de todos los sueños.
Tu isla, santuario,
dulce manatial de tu vida.

¿Qué es una isla sin faro?
Una playa donde la vida
no pasa.

martes, 19 de enero de 2016

ENTRE ISLAS





Como el salitre que habita entre las paredes del faro.
El color de herrumbre en las bisagras que chirrían.
La madrugada con sus silenciosas ropas vestidas.
A la ventana llegan resueltos los vientos timbrados.

La isla te asoma como espejo a tus ojos mudados
se ven en ellos el reflejo de las ruinas perdidas.
El moho que labrado se come las piedras lúdicas
respiran todos tus silencios abrazados al faro.

Pareciera que todo acaba más allá de las olas, 
se escapa lentamente entre los dedos insulares,
suspiros de tu alma errante sobre el faro se posa.

Más allá del haz de tus ojos y tu alma en jirones
el tiempo pulula destinos, fantasías rotas.
Otras islas en mi cuerpo tus grietas retornen.


lunes, 11 de enero de 2016

LAS ASIGNACIONES DE VALKIRIA. Latitudes en tu Piel.







Fragmentos. 
Capítulo  Las asignaciones de Valkiria
Libro
Latitudes en tu Piel 
(2ª parte de La Galerna del Sur)




Mis noches comenzaban a ser una cábala andante y un interesante desafío profesional, aunque, a decir verdad, como hombre solitario estaba al acecho, Ángela había logrado persuadir mis conatos de deseo hacia otras mujeres que de manera ocasional, formaban parte de mi cotidiano ir  y venir. La chispeante joven camarera de la cafetería donde cada mañana tomaba mi segundo café, ella era la mejor de las cafeínas, hasta que Ángela decidió aterrizar con su cuaderno; o la señora casada que cada tarde acudía caminando por el mismo lugar donde a veces yo, paseaba camino de casa, una mujer de mirada y belleza especial antes de que Ángela irrumpiera en mi vida. Sentía que ya había un pretérito perfecto en mi vida y el cuaderno era mi presente por imperativo, condicional y durativo, era una fijación que debía aprender a dominar, sus escritos escondían otro registro "aliteral" que empezaba a entrever entre su garabateado cuaderno, un mensaje que lograba apartarme de la verdadera realidad y era que no conocía a Ángela, tal vez nunca lograra conocerla personalmente, ...
(...)



domingo, 10 de enero de 2016

Donde mueren los dioses



En los sueños sin morfeo habitas.
Llantos y risas vertidos a tu mar,
reescribo mis mapas con tus marcas.

Habito donde mueren los dioses.
El lugar donde tus manos recuerdan
que mi piel es tuya en la oscuridad.

Sonrío donde lloran los dioses.
Cuando detrás de tus besos
mi boca es manantial de vida.

Duermo en el desvelo de los dioses. 
En la cueva de tus brazos descanso 
del caminar por tu cuerpo.

Desnudo de tu faro, de tu luz errante.
De tus horas vigías, de tus noches.
De tus madrugadas te desnudo.
Eres ese lugar de paz, 
donde los dioses mueren.




lunes, 4 de enero de 2016

En todos los precipicios



Puedo recorrer cada uno de los abismos.
El mundo trae su colección de pasos.
Mi alma vuela despierta cada sueño.
Los sueños nacen en mis caderas
ausentes de caricias terrenales, prendidas
de promesas oníricas.
El vaivén de mi vientre danza de color.
El mundo empieza en mí y termina en ti.
Eres la bandera de mi mástil, vuelvo
de viajes resueltos, soy yo, Penélope
salí al viajar para tocar el amor. 
Soñé tanto ...
Te espero ahora que te amo.

viernes, 1 de enero de 2016

EL PUENTE DE TIBERIO. Latitudes en tu piel



Fragmentos. 
Capítulo  El puente de Tiberio
Libro
Latitudes en tu Piel 
(2ª parte de La Galerna del Sur)


(...)

A esas alturas mi mente ya había conformado una idea de esa mujer, lo único que deseaba ver era su boca y ese gesto de nariz, y después de leer este fragmento en su cuaderno, empezaba a sentir cierta incomodidad por el italiano. Ángela era capaz de recordarme que los miedos a veces son armas blancas que usamos para retener a quienes nos llena de vitalidad, me recordaba que podemos ser unos zombies en busca de otras vidas y a menudo cometemos el error de destruir, contagiar e inducir a que huyan de nosotros. Una mujer sola entre los caminos, huía seguro de los miedos volcados por alguien importante para ella. (...)


(...)

Un hombre que vivía solo, dedicado plenamente a su trabajo; deseaba poseerla y le daba vergüenza sentir así, Ángela era un ser del mundo, no se merecía que nadie volcara sobre ella sus frustraciones. Pero cómo no ser humano y no tocar la posibilidad banal de retener la vida a su lado. ¿Egoísmo, miedo, deseo, cobardía, esperanza, fe? O todo a la par, eran las sensaciones que encontraba en el hombre que leía el cuaderno. 
(Fin del capítulo)