El baño de Ícaro (fragmento del Libro Latitudes en tu piel), segunda parte de La Galerna del Sur
(...)
“Arranqué de mi piel
aquellas señales de los hombres que no supieron recalar en mi corazón.
El amor tiene un nombre propio que suena a silencio para mí, una piel vacía que
aún no pude tocar, una boca con labios que aún no me pude beber”
Aquellos renglones escritos en el diario de
Ángela precipitaron a Modesto a otra escollera emocional.
- ¿Es posible que no te hayas enamorado nunca?
Aquella frase resonaba en su mente tantas veces
que avivó en su cuerpo todos los estímulos de supervivencia, el hombre necesita
“tomar tierra” sobre el cuerpo de una mujer si se deja llevar por sus
instintos más ancestrales. ¿Qué hombre no desearía ser el primero en tocar su
corazón? Aunque modesto era muy consciente que sería más fácil nadar todos los océanos
de la tierra que llegar a la verdadera esencia de Ángela.
A estas alturas de su vida, Ángela había trascendido
en el subconsciente de Modesto y este no dudó en ponerse unas alas que lo
hicieran volar hacía ella, sin saber que donde verdaderamente la encontraría sería
durante la caída de todos sus decretos infectados de humanidad gris.
(...)
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