Vivo cada amanecer, entre caminos
errantes de pasos,
vagabundos de apegos y espacios.
Descanso en tu piel, amándote
instantes fugaces
que me acercan y me alejan.
Mi cuerpo, cueva de deseo
donde te cobijas antes de partir.
Desbrozas las fronteras de mi piel,
el deseo es el opio de tu miedo.
La ternura es una cábala
que culmina entre los sueños.
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