domingo, 16 de agosto de 2015

Galerna I



Lugares, momentos que engendran los temporales más imbatibles, al filo de una caída al vacío, aquella mujer tenía el don de crecerse ante las miserias y los miedos de todos quienes la miraban, algunos osaban por irrumpir en su corazón. La galerna traía todos los temporales amainados en su manga y todos a la vez los desplegaba al irse.



Soy
la rueda más grande de tu pórtico.
Aquello
que dibujas en mi piel,
 señalas en mi alma. 
Tras el cristal del viejo reloj
soy el cuco de esas horas.
Antes no existías,
mi pasado tampoco 
desde que llegaste a mí. 
Las horas de tu espacio
se miren en mis pupilas,
hasta ellas están tus jaulas. 
Sé que te enredas en mí,
te aletargas en mi grito mullido. 
Cuando te vi te toqué.
Me deseaste.
Y me hiciste más grande 
para hacerme tuya.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dedicar tu tiempo a comentar este espacio abierto al mar.